ESCUELA DE MÚSICA - Sinfónica Juvenil de Colombia

La Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil de Colombia ESCUELA DE MUSICA (FOSJC), creada en 1978 por el Violista, Pedagogo y Director de Orquesta, Maestro Ernesto Díaz Alméciga (1932-2001), Su objetivo principal es la formación de músicos instrumentista. El Programa de Conocimientos en Música (PRE UNIVERSITARIO EN MÚSICA). La practica en orquestas da a sus estudiantes un alto nivel Cursos libre , clases para niños sede temprana edad. clases de todos los intrumentos

miércoles, marzo 22, 2006

JUEVES DE CONCIERTO (FOSJC)

Un poco de historia banda sinfonica
"La historia de todas las civilizaciones está ligada forzosamente a sus hechos artísticos; la presencia de la música con intervención de los instrumentos de viento, aerófonos en su denominación científica, ha sido tan esencial que sin ellos ni su cultura musical representativa ni la universal hubiesen alcanzado variedad expresiva, color y riqueza tímbrica que el tiempo y la experiencia han conferido para hacer uso de un lenguaje que, en cuanto a los vientos, iniciados en las postrimerías del Paleolítico por artífices talladores-músicos de la piedra y del hueso que la Edad de Bronce transformará en instrumentos de viento metal, flautas y grandes trompetas de cualidades maravillosas y además guerreras; variadas en la multiplicidad étnica y de sus fusiones, ampliaron el muestrario instrumental, en cuya evolución habrá de contribuir el mundo islámico al trasmitir los principales instrumentos de viento a la Europa medieval; hallarán entonces un lugar definitivo, perfeccionamiento mecánico y registro, como resultado del arte polifónico permitiéndoles desde entonces, el acceso a la modernidad de la música occidental con el patrocinio del humanismo renacentista. Progresión de voces instrumentales, de obras y de usos diversos, cortesanos, eclesiásticos, militares y de divertimiento popular, pompa palaciega, catedralicia o pasatiempo rural prolongados en el transcurso del Barroco, que sólo en el Clasicismo hallarán su puesto definitivo en la Orquesta que los maestros alemanes impulsaron, presencia determinada en conjuntos inmutables hasta el día de hoy, instrumentos valorizados por las mejoras técnicas de que fue propulsor el progreso musical del siglo XIX como consecuencia del liberalismo y la individualidad artísticos del Romanticismo. Banda es vocablo adaptado al Castellano procedente de la antigua lengua gótica de los arcaicos troncos lingüísticos germanos, es el bandwo identificador, signo y señal de una porción comunitaria de hombres armados unidos estrechamente por la solidaridad defensiva; constituía su emblema distintivo, enarbolado cual estandarte antes y después de las acciones de guerra incitaba a la lucha, daba apoyo y era la enseña de su diferencia y de la hermandad. Bandwo es por ello bandera izada que el viento agita, es el aliento sonido de filiación, música y emblema, signo y significación; es el shofar judío, la tuba romana, el lur escandinavo, la gaita gallega, la quena incaica, trompas de cacería congregadas para las faenas venatorias que se hicieron bandwo modelado con música, señales musicales provocadoras del instinto persecutorio, galope acompasado de cabalgaduras que el tiempo transformó en marcialidad al toque de trompetas y de tambores, código musical desarrollado a principios del renacimiento francés con enorme variedad, evolucionando a las marchas durante el reinado de Luis XIV para quien Lully, compositor de la corte, escribirá las primeras piezas del género musical militar, ejecutadas con ligero instrumental que sólo vino a perfeccionarse al hacer aparición el sistema de válvulas en los instrumentos de metal iniciado el siglo XIX; se dio, entonces impulso a las agremiaciones de músicos reunidos en bandwo de instrumentos, conjunto musical constituido en emblema y significado de avanzada castrense, cortesana y soberana, ligada al arma de caballería que por primera vez en la historia hará empleo de los metales en conjunto, valiéndose de su sonoridad tímbrica expresiva del ardor guerrero y conquistador; recordando o no, que tales maneras habían sido rutinarias entre las huestes romanas imperiales que cambiaron el grito de guerra por la atronadora resonancia de los cuerpos de caza, materia orgánica opaca expuesta a la biodegradación mutada en reluciente metal, de rugiente presencia rutilante. Los conjuntos de viento de la corte del Rey Sol continuaron con el modelo de una representación coreográfica contenido en la obra La Batalla compuesta por el músico galo Jannequin en 1500, en tanto que, las bandas musicales de las ciudades italianas se formaron al abrigo de las charangas soldadescas en el período de las Cruzadas, influjo que afectaría los conjuntos franceses en plena alta Edad Media; las cortes alemanas de los siglos XIV y XV favorecieron el surgimiento de agremiaciones de vientos que progresivamente darán paso a las bandas de músicos entendidas como tales, que el espíritu musical enriqueció con instrumental y repertorio nuevos, provistas de efectivos más rigurosos y empleados en las proporciones y en el carácter que les son actuales. En las bandas militares debemos buscar el origen de las bandas civiles; música militar que evoluciona desde las antiguas civilizaciones, fanfarrias de trompetas, música que marcha de los bárbaros a los romanos, a la charanga medieval; de allí a los conjuntos de maderas, metales y tambores ya casi son bandas que ausentes del campo de batalla amenizaban la frivolidad de las cortes italianas, atemperaban la solemnidad campanuda de las cortes alemanas, una de éstas, la de Federico El Grande, rey de Prusia, protector de músicos y él mismo, compositor e intérprete aficionado que había aprendido de Haydn, fundó su orquesta particular y un conjunto de vientos que era como la banda oficial del Estado prusiano, para ella escribió marchas y piezas de circunstancias que aún se ejecutan. La música militar encuentra en las marchas su más genuina estampa, regulan el paso ordenado de las tropas, de allí al estímulo combativo solamente podía existir estrecho margen; así, de los conjuntos instrumentales de viento como de su repertorio, la Revolución Francesa haría uso en los acontecimientos decisivos de finales del siglo XVIII; su experiencia trascendió las barreras europeas y se trasladó a América en el fragor de las guerras napoleónicas reforzadas con cantos, himnos patrióticos y marchas que interpretaban distintos regimientos de la avanzada de El Emperador, modelo que se prolongó transformado en la segunda mitad del siglo XIX provisto de variado repertorio que, con adaptaciones, pasó a los conjuntos bandísticos que entonces empezaban a ser populares con sentido de resonancia social y de esparcimiento, pues no es otro el propósito de las bandas civiles de música de donde arrancan distintas formaciones instrumentales de arraigo popular. La música sinfónica que hasta la última década del siglo XIX había ocupado las salas de conciertos se difunde al aire libre en las plazas públicas de Europa y en los más importantes centros urbanos del continente americano, la industria y comercialización de la música impresa se incrementan y son las bandas musicales quienes impulsaron la divulgación del repertorio clásico y con ello, una cultura musical en los países del área iberoamericana, así también, las exigencias interpretativas y profesionales del catálogo sinfónico y de piezas de especies ligeras; los valses vieneses, las oberturas de opereta y los interludios constituían entonces la moda social, olvidados ya los apasionamientos de un público celoso y devoto de la fidelidad orquestal que no admitía transcripciones ni adaptaciones de una literatura original destinada a la privacidad reservada de la sala de conciertos. En Italia los gustos se dividen tras la aparición del director Alessandro Vessella (1860 - 1929) que presenta por vez primera al público dilettante en espacio abierto, sinfonías y oberturas transcritas por él mismo para su propia banda con la que emprendió giras internacionales, ganando fama y prestigio por la variedad de obras interpretadas; en su Trattato di Strumentazione per Banda se contiene las reformas que el maestro italiano introdujo en esta clase de conformación instrumental, mientras se desempeñaba como director de la Banda Comunale de Roma, oficio que cumplió laboriosamente durante cuarenta años y de quien extraemos su definición de banda musical como, reunión más o menos completa, pero siempre equilibrada de las distintas categorías de los instrumentos de aire, añadida la percusión. El Congreso de Historia y Teoría de la Música reunido en París en 1900 propuso una organización instrumental bandística de 66 integrantes, excluyendo de ella la cuerda de arco que, con cierta cautela vino a incorporarse en 1948 en la Banda de la Guardia Republicana de París, que con sus 85 componentes se constituye en prototipo de banda sinfónica, con proporción elevada de los vientos distribuidos en familias para la ejecución de obras seleccionadas de las tradicionales transcripciones del género sinfónico, clásico o romántico, incluidos arreglos de la música folk y de salón, más recientemente de obras originales o adaptaciones del repertorio contemporáneo, desde Elgar, Stravinsky, Milhaud, Bernstein, Copland, ejerciendo así apreciable cometido en la difusión de la música del siglo XX. En enero de 1784 aparece en Santafé de Bogotá la primera conformación instrumental de vientos que, para la capital del virreinato de la Nueva Granada constituirá el arquetipo de banda de músicos; pese a su austera estructuración de trompas y clarines y al ostentoso nombre de Banda de la Corona, a su fundación vino de la metrópoli el músico español Pedro Carricarte, que sería también su director por la misma época en que la ciudad contaba con una ilusión de orquesta que formaban cuatro violines, dos flautas traveseras, dos clarinetes y un fagot que como la de la Corona también dirigía Carricarte; a los regimientos militares de la colonia santafereña se sumarán dos bandas más, una bajo la responsabilidad del referido maestro español y la otra que dirigía su discípulo, un músico alemán de cuyo apellido no hay certeza pues figura en las crónicas como Zeiner; la primera del Batallón Artillería, la segunda, del Milicias, en una atmósfera de inquietudes políticas incitadas por el criollismo, culminadas con el movimiento independentista de 1810 y las respectivas campañas libertarias posteriores; entonces, los distintos batallones republicanos conformaron sus bandas de músicos, tales fueron la del Voltígeros, la del Rifles, la del Batallón Vencedor, ésta última, favorita del Ejército a pesar de su escueto instrumental de cornetas, cornetines, escasos trombones y trompetas pero de amplio y rico repertorio como, por la destreza interpretativa de sus ejecutantes, uno de ellos, José María Cancino que ejercía funciones de director según cuenta una tradición, de la que algunos dudamos lo suficiente, avivó con su banda el encuentro del Puente de Boyacá. Pasadas las contiendas emancipadoras consolidándose la República, las bandas militares santafereñas evolucionaron al tipo de bandas civiles, una de éstas, en 1877 bajo la dirección del músico y compositor bogotano José María Ponce de León se conforma como Banda Sinfónica inaugurando por entonces la institución de las retretas del Parque de la Yerba, en la vieja Santa Fe; había ya condiciones propicias para el desarrollo de una conciencia musical que abriría las puertas del nuevo siglo; el gobierno de Nuñez - Holguín solicita los servicios del joven músico y director de orquesta italiano, Manuel Conti, que llega al país en 1888 con el propósito de organizar las banda de música de Santafé de Bogotá y asignarle el cargo de Inspector General de la Banda de la República, pues poseía brillante experiencia como discípulo que había sido de su paisano, el reconocido compositor Pietro Mascagni. Don Manuel Conti desempeñó diligente tarea pedagógica dedicando veinticinco años de su vida a la formación de músicos para bandas, aspiración que cumplió exitosamente en tanto promovía una música nueva con el apoyo del maestro Guillermo Uribe Holguín que en 1913 dirigía el Conservatorio Nacional de Música. Siendo Presidente de la República Carlos E. Restrepo, un decreto suyo unificó las bandas musicales del Regimiento de Infantería Bolívar No. 1 y la del Grupo de Artillería Bogotá en la Banda Nacional Bogotá, conocida también como Banda del Conservatorio, de la que fue primer director el maestro Conti a quien sucedió en sus funciones el músico Andrés Martínez Montoya que prosiguió con la tarea de su antecesor, enriqueciendo además el repertorio de las célebres retretas del Parque de la Independencia. La Banda Nacional conocerá un período excepcional durante la gestión musical del inolvidable maestro compositor y arreglista José Rozo Contreras a partir de 1933, impartiendo a la institución orientación eminentemente sinfónica, misión que ejerciera con extraordinario empeño y profesionalismo a lo largo de cuarenta años a la vez que, Inspector General de Bandas de Música y Orquestas Sinfónicas Nacionales, estimuló la creación de bandas regionales en todo el territorio colombiano." José Guerrero Mora Docente Facultad de Artes, Departamento de Música, Universidad de Nariño.